Leoncio Búlmaro Bueno Barrantes nace el 2 de enero de 1920 en un paraje de la Hacienda La Constancia, distrito de Chócope, cerca de Trujillo. Autodidacta desde niño, trabaja en los cañaverales de la Hacienda Facalá, anexo de Casa Grande, donde son sus maestros los activistas anarco-sindicalistas. Con diecinueve años arriba a Lima, haciéndose sucesivamente peón de construcción y obrero textil. En 1943 publica sus primeros poemas, entre ellos los que recoge la revista “Hora del hombre”, vinculada al Partido Comunista, al que había ingresado. En 1944 participa de la creación del Grupo Obrero Marxista, junto al dirigente obrero Félix Zevallos y los poetas Emilio Adolfo Westphalen y Rafael Méndez Dórich, el cuál devendrá en 1946 el Partido Obrero Revolucionario – sección peruana de la IV Internacional. Es co-fundador del grupo de escritores Primero de Mayo, en 1956. Su primer poemario aparece diez años más tarde: “Al pie del yunque”; al que seguirán “Pastor de truenos” (1968), “Invasión poderosa” (1970), “Rebuzno propio” (1976) y “La guerra de los runas” (1980). Obtuvo menciones honoríficas en el Premio Nacional de Poesía (1973) y en el Premio Casa de las Américas (1975).
Fuí testigo, una noche, cuando el peruanista Roland Forgues, natural de Occitania, Francia, señor de Couyou que fabla la lengua de Oc, apareció en persona de carne y hueso, con un zurrón de cuero que le colgaba del hombro izquierdo, en el mero lugar de la avenida Salaverry, en la ciudad de Lima, que alojaba las oficinas de redacción del hebdomadario Marka, para pedirle un testimonio de vida al poeta y luchador social Leoncio Bueno que ejercía ahí la guardianía nocturna, además del aporte que hacía como redactor de cálamo afilado, destreza que había ido puliendo con obstinación, a puro pulso y peleando contra el cansancio después de las duras jornadas de obrero, pues de niño Leoncio Bueno, mas conocido en esa época con el apodo de Sarrasquete", solo había asistido a los primeros años de la escuela elemental. Gregorio Martínez
Fuí testigo, una noche, cuando el peruanista Roland Forgues, natural de Occitania, Francia, señor de Couyou que fabla la lengua de Oc, apareció en persona de carne y hueso, con un zurrón de cuero que le colgaba del hombro izquierdo, en el mero lugar de la avenida Salaverry, en la ciudad de Lima, que alojaba las oficinas de redacción del hebdomadario Marka, para pedirle un testimonio de vida al poeta y luchador social Leoncio Bueno que ejercía ahí la guardianía nocturna, además del aporte que hacía como redactor de cálamo afilado, destreza que había ido puliendo con obstinación, a puro pulso y peleando contra el cansancio después de las duras jornadas de obrero, pues de niño Leoncio Bueno, mas conocido en esa época con el apodo de Sarrasquete", solo había asistido a los primeros años de la escuela elemental. Gregorio Martínez
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