viernes, 26 de junio de 2009

No me uniré a la grey...

No me uniré a la grey del evangelio
ni al rebaño llorón de los sufridos
creyentes de Jahvé y las escrituras.

No me siento ningún adolorido
creyente en algún dios o en la otra vida.
Tampoco un desertor de la batalla
a cambio de mansiones en que lluevan
laureles y tonsuras doctorales,
a cambio de coyundas e imposturas.
De lo que estoy seguro y subversivo
es de no ser imitador de lloriqueos
coplero lacrimoso, vil cristero,
por recibir prebendas patronales.

Soy un perpetuo luchador primario,
veraz y solitario, glorioso en su pobreza.
Jamás adulador de profesión, graduado
por papas, dictadores y caudillos,
perversos mandamases,
divinos o endiablados,
que pagan a sus chupes al contado.

Soy cazador...

Soy cazador amante de mis sueños
no aspiro a tener nada en este mundo.
No me importa andar solo, estar desnudo
y que todas las puertas se me cierren.

Ya estoy viendo en las rocas de la noche
los ojos de la luna al fin del túnel.
Es sólo por mi néctar consecuente
que llego ya al fin de esta batalla.